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viernes, 23 de noviembre de 2012

SUBURBANO: "33" AÑOS DE BUENA MÚSICA, DE IMAGINACIÓN, DE SENTIMIENTOS Y DE SENSIBILIDADES

Luis Mendo y Bernardo Fuster = Suburbano.
Fotografía de Juan Miguel Morales.

Lo pensaba hace unos días cuando me llegó el último disco de Paco Ibáñez; cuando tuve en mis manos el último de Luis Eduardo Aute –"El niño que miraba el mar"; y cuando la semana pasada escuchaba las últimas canciones de Suburbano y asistía a su concierto en la Sala Galileo...; ¡sí!, pensaba –y pienso–: no hay la menor duda de que la "canción de autor" sigue –como suele decirse– "vivita y coleando"; y además asumiendo una calidad inmejorable. Afirmación que sustento en la audición de esos tres discos realmente sorprendentes; tres obras tremendamente hermosas, emocionantes y, en consecuencia, esperanzadoras para el género de la "canción de autor".

Hoy, de esos tres discos, voy a referirme, en concreto, al titulado "Treinta y tres", que acaba de editar el grupo SUBURBANO. Un disco liderado por Bernardo Fuster y Luis Mendo, en el que también han participado: Lorenzo Solano (saxos y flautas), Javier Palancar (acordeón), Miquel Ferrer (batería en una de las canciones llamada "Ausencia"), y el amigo Fran Gude que ha realizados las mezclas y la masterización de la obra.

El diseño del disco ha sido realizado por Arturo Iturbe.

Como pórtico a mis comentarios voy a reproducir un fragmento del texto de presentación que Luis y Bernardo nos ofrecen en el libreto que acompaña al disco:

«SUBURBANO cumple con este CD, 33 años de vida –comentan–. Dicen que cada 33 años se inicia un nuevo ciclo solar y es como volver a empezar. Este no es el caso, no tenemos la más mínima intención de volver a empezar. En todo caso de seguir. [...]

Somos lo que hemos vivido. Seguimos en la línea que los sentimientos nos van marcando. Viviendo nuestro tiempo e intentando plasmarlo en lo que escribimos. Cantamos para poder compartir sentimientos y alimentar sensibilidades.

Seguimos haciendo música porque opinamos que las ficciones nacidas de la imaginación son imprescindibles. Necesitamos ficciones para poder creer en la realidad. La imaginación es el único camino entre lo real y lo posible.

Como no olvidamos la sentencia de Albert Camus de que "todo lo que degrada la cultura crea servidumbre", seguiremos cantando evitando alimentar servidumbres.

Y como tenemos la certeza de que la estupidez nunca se rinde, a pesar de llevar 33 años, nosotros tampoco. A estas alturas sería imperdonable tirar la toalla. ¡SALUD, SUERTE Y ALEGRÍA!».

En este breve texto, Luis y Bernardo nos ofrecen, al menos, "tres claves" importantes que surgen, muy oportunamente, en el debate que desde hace tiempo venimos manteniendo sobre la "canción de autor"; claves, muy clarificadoras, que en realidad definen el concepto y la identidad de ese género poético-musical. Esas claves son las siguientes:

Luis Mendo y Bernardo Fuster.

«Vivimos  nuestro tiempo e intentamos plasmarlo en lo que escribimos». O sea, la canción sigue siendo, como diría Raimon, la expresión y el reflejo de un tiempo y, ¿por qué no? de un país.

«Catamos para poder compartir sentimientos y alimentar sensibilidades». La canción es expresión de sentimientos que se comparten –"latidos", diría Vazquez Montalbán– y es, a la vez, alimento de sensibilidades.

«Cantamos ejercitando la imaginación como único camino entre lo real y lo posible, y evitando alimentar la servidumbre». La "canción de autor" siempre tiende puentes entre lo real y lo posible; es "imaginativa" y "soñadora" –o sea, como dice Pablo Guerrero, cree en que "los sueños son posibles"–, y es, a la vez, consciente, crítica y ajena a cualquier tipo de servidumbre social, política, económica o de mercado.

Claves, que en Suburbano nunca fueron especulaciones más o menos teóricas, sino que siempre –desde sus inicios, en 1979, se tradujeron en canciones de gran calidad poética y musical; de inspiración propia y/o en los ritmos y melodías populares; canciones particularmente bellas, contagiosamente alegres, y descaradamente comprometidas cuando es necesario.

Y de todo eso –de toda esa riqueza musical y poética– madurada, asentada y engrandecida con el paso del tiempo, y, sobre todo, con la excelencia profesional de Luis y de Bernardo, ha surgido "Treinta y tres"; para mí uno de sus mejores discos.

En "Treinta y tres", Suburbano rinde su homenaje a dos maestros y amigos que se nos fueron. En primer lugar a Chicho Sánchez Ferlosio al que le dedican una de las canciones más bellas del disco: "El sueño de un fugitivo"; pura sensibilidad y sentimientos, como dicen ellos:

Chicho Sánchez Ferlosio. 
(Fotografía de Juan Miguel Morales)

Aprendiste paso a pasa
a rescatar sentimientos.
Del fracaso hiciste viento,
de la pena resistencia,
de la urgencia un sedimento
de alegría y disidencia. [...]

Fuiste un verso cautivo
En un desierto sin dueño
Fuiste la sombra de un sueño
El sueño de un fugitivo. [...]

Fue tu canción una apuesta
frente a un futuro amañado.
Y esto es lo que nos dejas
antes de salir de viaje:
Un corazón con coraje
y un camino sin más meta
que vivir cada abordaje
cara a cara y sin careta».

La segunda canción recuerdo-homenaje-cariño-admiración grabada por Suburbano en "Treinta y tres" está dedicada a Imanor Larzabal, y es la canción titulada "Ausencia" creada por el cantautor vasco sobre un texto de Lope de Vega. 

Imanol Larzabal.
(Fotografía Juan Miguel Morales).
«Ir y quedar y con quedar partirse
Partir sin alma, e ir con alma ajena
Oir la dulce voz de una sirena
Y no poder del árbol desasirse»


Junto a las dos canciones anteriores, en "Treinta y tres" podemos encontrarnos con otros once temas en los que sus autores despliegan una bellísima gama de melodías para cantarle, por ejemplo, a la "Diosa Diana"«tan distante y tan divina»–; a "El loro de Mózart"«siempre atento en un rincón y que un buen día escribió una canción»–. Cantarle al Sur y "Rumbo al Sur" volar;  a "María" y a otras "Tres mujeres" prostitutas «licencicadas en fríos y penas» que caminan y esperan en una calle de Madrid sin importarles quien pudo ser Concepción Arenal. Cantarle a cuatro hermosas "Ciudades en la memoria": Berlín, París, Lisboa o Madrid; o hacerlo apasionadamente al amor en "Se amaron con locura"«como el vino ama a la copa y mi mano tu cintura»–, y en "Menos tiempo para verte", otra de las canciones del CD que más me ha impactado.

En fin –y perdonen la largura de este cuelgue–, un disco del que merece la pena hablar largo y tentido; pero que, sobre todo, merece la pena ser escuchado y disfrutado... ¡Así que a haceros con él y a disfrutarlo!... Yo, mientras tanto, en los próximos días voy a seguir hablando de SUBURBANO... 

Y para concluir por hoy, ya sabéis: «¡SALUD, SUERTE Y ALEGRÍA!», nos lo desean ellos: Luis y Bernardo.

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