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jueves, 10 de marzo de 2011

OLGA CERPA. De la emoción contra la dictadura de la modernidad.

El sábado pasado estuve en la sede de "Espacio Canarias", en Madrid –situada en la calle Alcála, 91–, con motivo de la presentación que hizo Diego Ojeda de su nuevo disco "Semáforos en verde".

Al final del concierto me pasé un buen rato mirando los libros y los discos que tenían en la librería, e hice dos grandes descubrimientos: dos discos –con muy buena pinta– que desconocía y que, por supuesto, decidí regalármelos. Hoy voy a referirme, y a comentar, uno de ellos.

Se trata de un disco de OLGA CERPA –de Mestisay–, editado en 2008, con el título de "Pequeño fado y otras canciones de amor".




Nada más llegar a casa me puse a escucharlo y nos os podéis hacer ni idea de lo que pude disfrutar...; ¡es un disco muy bello en todos los sentidos!: por su diseño, por las canciones que recoge y, sobre todo, por la extraordinaria voz de Olga Cerpa, que en esta ocasión, además de cantar muy bien –como siempre–, resulta tremendamente seductora.

Tras una primera audición, realicé una segunda, e incluso una tercera...; audiciones que me suscitaron unos sentimientos y unos pensamientos que me apetece verbalizar y compartir.

El centro en torno al que giraron esos sentimientos y pensamientos; lo que verdaderamente me los suscitó, fueron los versos de la canción "Amar y vivir", de Consuelo Velázquez, compositora mexicana autora de otros grandes temas como "Bésame mucho", "Qué seas feliz" o "Verdad amarga"; versos que cantados por Olga consiguieron atraparme.




«Se vive solamente
una vez.
hay que aprender 
a querer y a vivir,
hay que saber
que la vida se aleja
y nos deja 
llorando quimeras.
No quiero arrepentirme
después de lo que pudo
haber sido
y no fue,
quiero gozar esta vida
teniéndote cerca de mi
hasta que muera».



Estos versos, rodeados de esas dos imágenes tan añejas y "cursilonas" –que he tomado del disco–, plantean dos cuestiones –relacionadas con la experiencia amorosa– que trascienden el tiempo y el espacio –: Tenemos que «aprender a querer y a vivir», porque la vida es única y se nos va; y tenemos que amar intensamente –sin límites, sin represiones– para que nunca tengamos que arrepentirnos "de lo que pudo haber sido y no fue".

Pensando en esas dos necesidades –tan reales–, expresadas en una canción que alguien podría calificar "de otra época", me di cuenta, una vez más, de que en esto de la pasión por la música y por la canción la clave radica en la "emoción" y el "desbordamiento de los sentimientos"; es algo en lo que creo y que no me canso de repetir... En este sentido a mi, personalmente, me siguen "poniendo" –y eso que ya estoy para pocas "puestas"– lo mismo un bolero, una habanera, un son, o un fado, de los llamádos clásicos –si tiene calidad y está bien cantado–; que las más apasionadas y eróticas canciones de amor de jóvenes creadores –a los que admiro– como Luis Quintana, Marwan, Alejandro Martínez, Patricia Fernández, Paco Cifuentes, Diego Ojeda, Lucía Caramés, Manuel Cuesta, o mi buen amigo Tontxu.

Afirmación que me compromete a decir que, en esto de la canción, rechazo absolutamente la dictadura de la modernidad; y el desprecio, o la falta de valoración, hacia canciones de otras épocas, como consecuencia de esa dictadura, o, de lo que es peor, del desconocimiento y o de la ignorancia. ¡A veces me da pena descubrir lo poco que se conoce, entre un sector importante de la juventud, la verdadera y apasionante historia de nuestra canción popular española y latinoamericana.

Y dicho esto, volvamos sobre el disco "Pequeño fado y otras canciones de amor", obra de Olga Cerpa que transmite mucha emoción y que puede suscitar un total desbordamiento de sentimientos.


Olga Cerpa

El disco magistralmente producido por Manuel González y Pancho Delgado, se compone de los siguientes temas: "Pequeño fado", de Manuel González; "Luz de luna", de Álvaro Carrillo –compositor mexicano–; "He perdido contigo", de María Teresa Vera y Luis Cárdenas; "No me quieras tanto", Rafael Hernández –puertorriqueño–; "Si me pudieras querer", de Ignacio Villa –Bola de Nieve–; "Dos rosas", de Mirian Cruz –dominicana–; "Cenizas", de Wello Rivas; "Amar y vivir", de Consuelo Velázquez; "Si te contara", de Félix Reina; "Llamarada", de Jorge Villamil; "Viajera", de Fernando García; y "Amor de mis amores", de Agustín Lara.

Por último, imposible dejar de nombrar a los músicos que participaron en la grabación: Bernardo Couto (guitarra portuguesa), Pancho Delgado (gutarras espñolas, requinto y arreglo musicales) y Marco Valero (contrabajo y bajo acústico).

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