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miércoles, 11 de mayo de 2011

DAVID GARRIDO. Pasiones, desgarros y silencios

Un día más la música y las canciones de un joven creador andaluz consiguen emocionarme y ponerme "patas arrriba" sentimientos y sensaciones que uno lleva dentro y que, cuando menos te lo esperas, –en ocasiones como esta– pegan un salto, se te revolucionan, y gritan: «¡Aquí estamos "pa" que nos notes, "pa" que nos toques!... Y no lo olvides –me dicen particularmente hoy– no hay tiempo, ni edad, para el amor, para la pasión y para la ternura».

Ese joven provocador de sentimientos y de emociones se llama DAVID GARRIDO.

David Garrido.

Y es que David, en su reciente disco, al que ha titulado "Lunares", nos trae, de entrada, un muy fresquito aire sureño que viene a ventilar los tiempos que corren –¡falta que hace!...; ventilación lograda, ahora que viene la "caló", con buenas canciones, con un canto impecable –una de las mejores voces que he escuchado recientemente–, y con una música irresistiblemente atractiva y envolvente que, una vez más, mima con esmero –y ¡cómo se le nota que disfrutando!– Joaquín Calderón que ha sido el arreglista y el productor de todas las canciones del nuevo disco, menos una: "Aquí empieza todo", arreglada por Héctor Pérez.

En "Lunares", David nos sitúa frente a una encrucijada de pasiones, desgarros y silencios que tienen como escenario, y como trama argumental el hecho, o la experiencia del amor, y su cara inversa: el desamor, que son en realidad la quintaesencia de la vida.


Decía Violeta Parra que el amor «se va enrredando, enredando como en el muro la hiedra; y va brotando, brotando como el musguito en la piedra»...; y Silvio apuntalaba: «Debes amar..., porque sólo el amor engendra la maravilla, sólo el amor consigue encender lo muerto».

Y esto precisamente es lo que consigue David con sus canciones: encendernos el deseo, la necesidad de amar –que a veces nos deja "majaretas"– y la pasión –sobre todo si la tenemos adormecida–; y, por otra parte, rememorarnos los amores idos, las rupturas de amor: ausencias, añoranzas, soledades, y a fin de cuentas desgarros.

Pero esto no es todo, hay algo más en el canto –o el "cante"– de David Garrido; en las pasiones, y, sobre todo, en los desgarros, él busca el silencio que siempre puede ser liberador; «hoy necesito –nos dice– un poquito de cordura por si mañana veo la luna, que hoy no doy una...; necesito un respiro, un poquito de silencio»... Y en el silencio David realiza dos hallazgos que merecen ser resaltados:


«Ahora me doy cuenta
que no estoy solo en el camino
que están conmigo
y me agarran de la mano los amigos».
("Averigua").

«No le des más vueltas a la tuerca
que se pasa y después no gira
busca el modo de salir de esto
encuentra una salida.
Sí que debes salir, busca una coartada y vuelve a sonreír,
sí que debes seguir, no importa lo que piensan ni que dirán de ti.
No te vengas abajo, mira siempre arriba donde brillan las estrellas,
donde empieza la vida.
Sí que debes seguir que aquí no acaba nada, que empieza todo,
sí que debes seguir que todavía no has tocado fondo
ni es tiempo de lamentaciones
aprende de tus errores (malditos errores)».
("Aquí empieza todo").

¡Que dos grandes hallazgos!...; he de confesar que David Garrido, con sus canciones, sin el saberlo –y eso es lo bueno– le ha dado un empujoncito a mi vida...; anoche salí a la calle, miré arriba y las estrellas brillaban sobre Madrid...; yo tampoco he tocado fondo...; y nos queda mucho por cantar..., ¡COMO QUIEN RESPIRA!... ¡Gracias David! (Aprovecho para repetirlo una vez más, aunque no venga a cuento, no podemos venirnos abajo: ¡MALDITAS GERRAS!).

David Garrido.
No quiero concluir mis reflexiones sin mencionar a los músicos que han acompañado a David en su aventura musical: Javi Ruibal, Fernando Lamadrid, Rafa Torres, Fran Cortés, Héctor Pérez, Joaquín Calderón –sigo siendo uno de sus "fan"– y Chiqui Calderón –que un buen día me emborrachó de sensibilidad– y Chío Abad, haciendo coros.

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